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Peñarol es de aquellos equipos que por el sólo hecho de mencionar su nombre se genera un aura de respeto y admiración. Quien fuera elegido el mejor equipo sudamericano del siglo XX, tiene sobre sus hombros el “deber” de ganarlo todo y hay dos momentos donde su motivación es extra y lo dejan todo por vencer: el clásico frente a Nacional y la Copa Libertadores.
El “carbonero”, cinco veces campeón de la Libertadores, tiene a la Copa como un torneo donde se siente cómodo y el cual sabe como jugarlo, independiente si consigue o no los resultados. Es el equipo que más la ha jugado, con 39 participaciones y esto, junto a la característica del futbolista uruguayo, hace de Peñarol un equipo copero.
Universidad Católica ha mostrado un buen fútbol en lo que va de la Libertadores y la llave frente a los uruguayos está abierta. Si bien deberá estar atenta ante la experiencia copera de Peñarol, también debe preocuparle el juego de su rival. Sólo con garra no alcanza y los uruguayos han mostrado por momentos un muy buen juego, pero también tienen instantes en que decaen y sus rivales se aprovechan de ello.
Católica no se ha hecho fuerte del todo como local y ahí Peñarol ha mostrado cierta fortaleza, ganando dos de los cuatro partidos diputados. Por otra parte, el elenco cruzado a tenido un rendimiento como visitante muy bueno y ahí puede sacarle algún punto a los uruguayos, quienes de los 4 partidos jugados en el Centenario, han ganado dos, empatado uno y perdido otro.
Habrá que estar atentos a la velocidad y habilidad de Martinuccio, a la clase de Aguiar, al olfato goleador de Olivera y a la solidez de Sosa. Pero Universidad Católica no sólo tiene en la cancha a los jugadores para contrarrestar el poderío de Peñarol, sino que tiene en la banca a Pizzi, un entrenador que tiene todo muy claro y sabe leer muy bien a su rival y al desarrollo del partido.
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